Esta semana contamos con un invitado de lujo en el blog de Vadillo Asesores para hablarnos de un tema que interesa especialmente a las personas que forman parte de equipos directivos.
Jon Zulueta Real de Asua, CEO de Team & Thought y socio consultor de Procesos e Innovación pone el foco en la importancia de las habilidades emocionales de la persona directiva para conseguir un liderazgo que sume. Que sume a las organizaciones, pero también a las personas.
Tenemos la suerte de conocer bien la filosofía de trabajo de Jon y de compartirla, como Business Partners de Team&Tought y su novedosa metodología de cooperación entre directivos.
El poder de la inteligencia emocional en la dirección de equipos
Texto de Jon Zulueta Real de Asua, CEO de Team & Thought y socio consultor de Procesos e Innovación
En el estilo de liderazgo actual ya no sólo es suficiente con contar con una sólida formación o un coeficiente intelectual sobresaliente, sino que también es necesario manejar los sentimientos y saber expresarlos adecuadamente y con efectividad.
La relación que mantenemos con nosotros mismos y el modo en el que nos relacionamos con los demás, así como el control de los impulsos, la motivación, la perseverancia o la empatía se han convertido en herramientas fundamentales para lograr el éxito de las organizaciones.
A día de hoy, la clave para desarrollar un liderazgo fuerte está en mantener el equilibrio entre la inteligencia emocional y la racional. Hasta hace pocos años, se consideraba que las habilidades académicas e intelectuales eran fundamentales para obtener el éxito en los cargos directivos, mientras que la inteligencia emocional quedaba relegada a un segundo plano. Sin embargo, en los años noventa Daniel Goleman publicó el libro “Trabajando con inteligencia emocional”, en el que explicaba el importante papel que tiene este tipo de inteligencia en el desarrollo de la empresa. Su éxito supuso el comienzo de numerosas investigaciones que demostraron que las aptitudes emocionales tienen un gran peso en el éxito obtenido por una empresa.
Para ser un buen líder (y eficaz) hoy día ya no basta con contar con una sólida formación o un coeficiente intelectual sobresaliente… hay que saber manejar y expresar los sentimientos…
En este sentido, los expertos destacan la importancia que tiene la conexión emocional entre el líder y su equipo. Un líder emocional es capaz de orientar los sentimientos del grupo hacia direcciones positivas, de inspirar, motivar y movilizar a la gente, de generar un ambiente de trabajo adecuado y en definitiva, mejorar el rendimiento de la organización.
Claves del liderazgo emocional
En las reuniones de apoyo entre directivos Team & Thought que organizamos periódicamente, muchos empresarios cuentan con preocupación que es cada vez más habitual encontrar a trabajadores que son incapaces de aceptar las críticas o que se muestran a la defensiva cuando se hace alguna observación relativa a su trabajo. Este problema no sólo se da entre los profesionales, sino que también alcanza a los niveles directivos.
En estos casos, la autoestima, el autocontrol, la adaptabilidad o la empatía se convierten en herramientas clave para manejar adecuadamente las emociones propias y las relaciones con los demás. La buena noticia es que muchas de estas habilidades y carencias emocionales se pueden detectar, analizar y mejorar.
Conscientes de su importancia, en Team & Thought hemos desarrollado una serie de dinámicas que se enfocan en analizar de forma individual las capacidades emocionales de cada participante, detectar sus debilidades y trabajar aquellas áreas que sean necesarias para mejorar el manejo de las emociones y la interacción con los equipos de trabajo.
Muchos directivos advierten que cada vez se encuentran más a menudo con trabajadores que no encajan bien las críticas o que se muestran a la defensiva cuando se hace alguna observación relativa a su trabajo.
Entre las habilidades fundamentales que un directivo debe manejar a nivel emocional, destacamos las siguientes:
Capacidad de escucha y comunicación. El empresario debe ser capaz de dialogar con su equipo y de adaptar su discurso a distintos roles, en función de cada circunstancia y de los profesionales del equipo que estén implicados.
Empatía. El líder debe saber escuchar y ponerse en la piel del otro. Es una habilidad fundamental para generar compromiso entre las personas, así como para persuadir de una manera respetuosa y convincente.
Autorregulación. Un directivo brillante debe ser capaz de controlarse a sí mismo. Para ello, es fundamental cuidar la autoestima y la autoconciencia que ayudarán a manejar mejor los sentimientos propios.
Rapidez de adaptación. Afrontar nuevos retos o dar una respuesta adecuada en momentos de conflicto conlleva una importante carga emocional. Por ello, la capacidad que muestre el directivo para manejar los sentimientos con humor y comprensión, especialmente ante situaciones de complicadas, le permitirá en la mayoría de los casos obtener mejores resultados.
Trabajo en equipo. Los esfuerzos del líder deben enfocarse en lograr que los profesionales vean la organización como un lugar más agradable, menos agresivo y más estimulante. Para ello, el directivo deberá ser capaz de cooperar, trabajar en equipo y negociar de forma adecuada en situaciones de conflicto o desacuerdo.
En definitiva, las habilidades emocionales han dejado de ser una herramienta de liderazgo más para pasar a convertirse en una capacidad directiva fundamental en la consecución de entornos de trabajo más productivos y eficaces. Por ello, le animo a que analice, potencie y mejore su capacidad de liderazgo emocional; sus equipos y su organización se lo agradecerán.
¿Quieres saber más sobre la metodología de cooperación y apoyo entre directivos Team&Tought? Más información aquí.
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